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Collarada con esquís

En pleno día del Padre, 20 años después de nuestro primer intento al Collarada (en el que era mi primer contacto con el Pirineo) padre e hijo vuelven para cerrar el círculo y saldar las cuentas pendientes. Chan chan chan!! Menuda intro más peliculera...



19 Marzo 2011

Hacemos acopio de botas y pieles para Yóland, aparcamos en la barrera de la pista y con unos mochilones poco gustosos, nos equivocamos en el primer cruce.



Torcemos a la derecha demasiado pronto, sin cruzar el arroyo y nos merendamos un pestoso bosque hasta que conseguimos salir de nuevo a la pista y reconducir nuestras vidas.



Merecido descanso en el refugio de la Trapa, al más puro estilo terraza de Benidorm.



Por vía telepática contactamos con Rober y Berta. Han plantado tienda en los llanos de los Cubilares y nos animan a subir ahí a dormir.

Por delante, el corredorcillo de nieve que nos queda para juntarnos con ellos.



En pleno corredor, con la nieve algo pastosa y con ganas de soltar lastre (mochilas).



Localizamos un buen prado 20 metros más abajo del refugio forestal abandonado a unos 1900 m de altitud.



Los colegas se suben a nuestro apartamento a cenar. Cual buitres en celo se aberronchan sobre los espaguetis fríos...



El sol se cae y lo pone todo anaranjado-rosado.



Y nosotros sin la cena hecha...



La luna más grande y más llena de los últimos años le toma el relevo al sol.



Un par de experimentos lumínicos y a dormir.



20 Marzo 2011

A las 7:15 hemos quedado en el portal de nuestra tienda. Mochila ligera y a por el Collarada.



Enseguida pillamos neveros continuos. Nieve dura, muy cómoda y de rápida progresión.



Por delante, el Collarada está más lejos que un día sin pan.



Nuevo modelo de gafas de alpinismo graduadas.



La sombra del esquiador es alargada.



Seguimos ganando metros. Villanúa ya queda muy abajo. Al fondo, el Moncayo nevado.



La nieve sigue ideal de la muerte para ir con crampones...



...y el día está radiante!!



A Yóland le apetece foquear, así que colocamos pieles durante un rato...





...hasta comprobar que se va mejor y más seguro con crampones.

Ya estamos en las últimas palas y esto es inmenso y eterno.





Un auto retrato:



Rober y Berta ya están metidos en el corredor de la derecha, más ancho y más directo que el de la izquierda.



Una paradinha antes de entrar al corredor...



...y vamos nosotros para arriba.



Rober ya se baja. En unas horas tiene que ver perder a su equipo en el Mestalla.



Pequeña y aérea arista antes de llegar a cumbre.






Padre e hijo con el Midi de fondo.



Padre, hijo y espíritu santo.



Volvemos por el mismo camino. Los esquís esperan en el collado.



Mientras ellos siguen bajando el corredor, quito pieles, aprieto botas, guardo crampones, me coloco esquís y me mentalizo para la bajada.

Pero me mentalizo poco y me caigo en el primer giro. 10 metros de descontrol hasta que consigo parar los esquís y encadenar giros mucho más felicianos en la parte media-baja del corredor.

Después , a disfrutar de las amplias palas y de la buena nieve.



Y con unas vistas de escándalo.



Buena nieve primavera que transforma conforme perdemos altura.



Yóland en su primer descenso con esquís de una montaña pirenaica.



Buscando neveros continuos y pisando pocas hierbas llegamos hasta la misma tienda.



Recogemos el chiringuito, cargamos mochilas en nuestras fornidas y maltrechas espaldas y emprendemos el regreso a las bajuras.



Al coche llegamos con la sensación de haber subido un montañón (1700 m de desnivel positivo?) y de haber tenido la mejor esquiada de la temporada.

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