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Forqueta (3.007 m) y Forqueta SE (3.004 m)

Hace 20 años, en plena edad lechal, ya le dimos un tiento al Forqueta. El Ángel Orús fue el primer contacto con el ambiente de un refugio pirenaico. Junto a nosotros,4 hombres rudos contaban rudas historias en el diminuto habitáculo que ahora forma parte de las entrañas del enorme ÁNGEL ORÚS.



Los montes eran más altos, los pasos más cortos, las nieblas más densas y las tormentas daban más miedo. A mitad de la Canal de Eriste nos dimos la vuelta.

11 Agosto 2012

Hemos dormido en un claro algo oscuro del bosque junto al agradable rumor estruendo del río.



Robert y Merche se apuntan al finde pirenaico, vienen de pasarlo muy bien en Perú y tienen mucho que contarnos.



De paso, huimos de la ola de calor que invade la península y dormiremos en altura sin sudar ni gota.



Vamos ganando altura a ritmo suave, en modo zapatillesco,



y todavía notando las puntas de los pies adormiladas por aquello de la Innombrable.



A eso de las 11:20 acaecemos en cota “ibón” y tiramos una bonita panorámica.



Los primeros vivacs están ocupados. Hay un par de sitios al fondo a la izquierda. Elegimos parcela y edificamos vivienda de uso residencial en planta baja sin cimentación.



Con toda la tarde por delante, nos vamos, casi sin mochila, a ver a qué saben los Forquetas. Yolanda iniciando la Canal de Eriste.



Robert con la cresta Espadas-Posets por detrás. Ya mañana si eso vamos ahí...



Una vez en el collado, nos topamos con el crudo ventarrón. En la cresta tendremos que ir con cuidado con las rachas fuertes.



Algún pasito de apoyar manos, pero en general, es una cresta “para todos los públicos”.



En 20 minutos desde que salimos del collado, llegamos a la cima del Forqueta (3.007 m).



Pequeño tramo de cresta entre las dos cimas y alcanzamos el Forqueta SE (3.004 m). Posado doble en la cumbre.



Mientras admiramos el paisaje, nos damos cuen de que estamos rodeados de tormentas por todos lados.



Ya de bajada, sólo nos azotará un poco el viento...



...y conseguiremos llegar a nuestro vivac del Ibón de Llardaneta, secos, sanos y salvos.



Mientras preparamos la cena, un viento encolerizado nos tirará el agua del cazo hasta tres veces. Cocinaremos dentro de la tienda al más puro estilo Chris Bonington y pasaremos una noche movidita, azotados por los huracanados vientos del norte que se canalizan en los recónditos valles pirenaicos y bla bla bla...

Mapa de la zona:


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